Con el invierno y las temperaturas frías llega el momento de encender la calefacción. Para todos nosotros supone también una preocupación extra, el aumento en la factura de la luz o gas.
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Además del sobrecoste económico también debemos tener en cuenta la parte ambiental, reducir el consumo u optimizarlo es una forma de aprovechar los recursos de forma más sostenible.
Para todo ello existen algunos trucos y consejos que nos permitirán ahorrar en las facturas y conservar mejor la temperatura dentro de nuestra casa.
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Temperatura ideal de la calefacción
Del mismo modo que ocurre cuando llegan los calores del verano y nos provoca poner a toda marcha el aire acondicionado, pasa con la calefacción. Pero, el uso excesivo de cualquiera de estos servicios, apunta directo a la cartera; por lo que, debemos tener mucho cuidado al regularla y utilizarla correctamente.
Según entes como el Instituto para la diversificación del Ahorro y la Energía (IDAE), cada quien posee un valor particular para la temperatura ideal de la calefacción. Para ello, es necesario conocer el nivel con el que nos sentimos cómodos durante el día, si las condiciones de habitación fueran las ideales.
Por ejemplo, un buen número de personas podría decir que su sensación térmica ideal varía entre los 19 y 21°C; dando los valores de ajuste que cada quien prefiera. Lo mejor es comenzar a probar con una calefacción de más baja a más alta a medida que el invierno arrecie y las temperaturas vayan cambiando.
Eso sí, nadie quiere dormir con calor en las noches, por lo que, las temperaturas recomendadas para hacerlo con la calefacción encendida oscilan entre 15-17°C; dependiendo siempre, de que tan friolenta sea la persona y sus gustos en cuanto a nivel calorífico.
¿Qué pasa si subo solo un poco más la temperatura?
A partir de los 23°C ocurre un fenómeno de resecamiento en el ambiente, produciendo efectos en la piel, labios y demás zonas expuestas; tales como, las mucosas y los ojos, terminando por producir una severa incomodidad.
Pero, ten en cuenta que, además de la sensación, con cada grado que le subimos a la temperatura, aumentará en 7 y 12% el valor del recibo de luz.
Cómo ahorrar en calefacción
- El uso de termostatos programables contribuye mucho con el ahorro mensual en términos de energía eléctrica; puesto que, permite configurar horas de trabajo de un electrodoméstico o sistema, apagándolos al cumplir el tiempo establecido. Esto quiere decir que no tendremos la calefacción encendida todo el día, disminuyendo considerablemente el gasto de energía.
Podremos ajustar el termostato para apagar la calefacción una vez que ha llegado a su punto ideal, manteniendo el ambiente en calidez por un rato; y, luego encenderla otra vez un par horas después.
- Ajustar la temperatura al nivel correcto nos evitará muchos dolores de cabeza y disminuirá gastos mensuales en pago de facturas. Tanto si utilizamos un sistema de calefacción eléctrica o de gas, es importante no excedernos con la temperatura a la que queremos estar.
Esto quiere decir sencillamente, que, si hay 5°C fuera de casa, estar a 23°C en el interior, nos gastará un buen dinero. Por lo que, lo mejor siempre será encontrar un punto realista para mantener el interior de casa, sin simular temperaturas de verano.
Mientras mayor sea el diferencial de temperatura (temperatura real – temperatura de calefacción), mayor será el consumo de recursos; por ende, mayor el gasto.
- También, instalar válvulas termostáticas en los radiadores puede contribuir con el ahorro energético en aparatos de vieja usanza.
Se colocan en los radiadores y ayudan a estos aparatos con el ajuste de temperatura, para emitir el calor correcto en cada espacio. ¿Cómo funciona? Pues, en las habitaciones frías y salones, la válvula permitirá una salida de calor puntual de valor “x”; mientras que, en la cocina, debido al intercambio de calor entre la estufa y los alimentos, el calor requerido es menor, siendo detectado por la válvula.
- Si posees un sistema de calefacción a gas, extraer el aire acumulado de los radiadores entre tanto y tanto, puede contribuir en el ahorro mensual. Se llama “Purgar” y, es un proceso recomendado una o dos veces al año, para evitar la acumulación de burbujas que limitan la circulación del calor.
- Como te dijimos hace algunos párrafos, la temperatura exterior e interior de casa tienen un importante diferencial de temperatura. Teniendo en cuenta esto, es necesario saber que, el calor tiende a viajar hacia los lugares más fríos, escapándose por las rendijas de las ventanas y puertas.
Para evitar este escape de calor, que hará trabajar demás a tu calefacción, lo mejor será aislar estos espacios entre las puertas y ventanas.
Trucos para ahorrar
- Instala una caldera de bajo consumo. Puede que suene a mayor inversión inicial, pero, si hacemos los cálculos, el costo de consumo posterior es mucho menor que en una caldera convencional.
- Jamás cubras los radiadores. Sabemos que es una técnica común para dar un secado rápido a alguna prenda húmeda que acabemos de lavar; pero, esto forma una barrera térmica entre los aparatos, provocando que trabajen a sobremarcha para llevar el calor fuera.
- Mantén una temperatura consciente en el día y una más baja en la noche.
- Apaga la calefacción cuando no haya nadie en casa y enciéndela justo al llegar. Puede sonar terrible, pero, esto detendrá el consumo por unas buenas horas, fomentando el ahorro.
- Ventila tu casa por unos 10-15 minutos cada día en la mañana.
- Utiliza ropa abrigada dentro de casa. Un truco con mil años de antigüedad, pero, aún vigente para evitar gastos excesivos en la calefacción. Al vestir ropa de invierno, necesitaremos del calor artificial sólo cuando el frío sea muy evidente.
